En este trabajo he tratado de realizar un rastreo histórico aunque somero de los diferentes movimientos pendulares, a través de los siglos, que fueron caracterizando a las corrientes filosóficas en posiciones unificadoras y complementarias unas con otras. Al ser éstas el fundamento de las escuelas psicológicas que de ellas derivaron, es la postura estructuralista la que me sugiere con eficaz posibilidad un enfoque donde superemos las antinomias y actuemos sobre el paciente armando para el caso siempre único e irrepetible, dicha batería con los diferentes pero complementarios instrumentos terapéuticos que nos brindan. Estoy convencida que esta posición totalmente ecléctica, flexible y abarcadora es de suma eficacia en el ejercicio de nuestra profesión
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