Guadalajara se presentaba como una oportunidad idónea para tomar la capital de España mediante una maniobra envolvente desde el nordeste. Con elevada moral tras la toma de Málaga, los voluntarios italianos encuadrados en el recién formado Corpo Truppe Volontarie, que había recibido importantes refuerzos de efectivos y materiales, llevarían a cabo el esfuerzo principal de la operación. Las divisiones de camisas negras y regulares italianos apoyadas por una fuerte preparación artillera rompieron la línea del frente republicano y progresaron bajo una prolongada llovizna y un viento gélido en un avance que no tardaría mucho en verse entorpecido por las reorganizadas líneas republicanas.
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