El deseo y la necesidad de mundo pueden indicar límites y horizontes del sujeto. La verdad y sus validez universal y el deseo que rompe los límites nos pone en suspenso, tiene algo de universalidad mientras que la necesidad pregunta por lo que no se posee y se mueve en los límites.Se anuncia a Job en la intersección deseo, necesidad y paciencia, comprendiendo que esta triada se equilibra en los grandes hombres. Como puerta o salida a los límites se esbozan elementos lingüísticos que den cuenta de varios horizontes sin llegar a la ingenuidad de no ver las fronteras.El cuerpo es deseo, apetencia, pero también abulia y abandono, sólo un sujeto que logra leer los límites perfila sus horizontes que no sobrepasan los intereses individuales en deterioro de los colectivos. El mundo está abierto, el cosmos se brinda, es el hombre que rompiendo los límites se atreve a encontrar horizontes.La puerta como metáfora a la curiosidad nos entrega un mundo por explorar, una aventura por venir que horadan aquellos muros que parecen negarle una oportunidad al sujeto.
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