La estación de Daimiel, enclavada en la línea que se dirigía desde Madrid hacia Badajoz, fue explotada por la Compañía de los Ferrocarriles de Madrid a Zaragoza y Alicante. Puesta en funcionamiento a partir de 1860, su historia es la de otras muchas de la provincia, es decir, una oportunidad magnífica para la localidad a la hora de crecer (pues por los caminos de hierro vinieron nuevas ideas y pensamientos y se exportaron los vinos y el aceite de Daimiel)... Pero también fue una magnífica oportunidad perdida a la hora de reconvertir la industria local, que se quedó anclada en la de transformación primaria (bodegas, molinos de harina y almazaras). El presente trabajo de investigación recoge distintos aspectos relacionados con la estación de Daimiel a lo largo de su explotación privada en el siglo XIX, ya que la enorme cantidad de información recogida a la hora de elaborarlo nos exige, en el corto plazo, ampliar esta “historia ferroviaria” en la extensión que se merece. Sean las presentes líneas, pues, un primer esbozo de la estación daimieleña, de ese pequeño rincón ferroviario de Ciudad Real que puso a la localidad en contacto con la modernidad del caballo de acero.
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