Las medias verdades son afirmaciones que contienen elementos ceñidos a la realidad, pero que son premisas incompletas. Su parte de veracidad hace que puedan convencer fácilmente en el corto plazo. Los profesionales de la publicidad conocen muy bien el manejo de las medias verdades, ya que ellos magnifican sólo ciertos aspectos de los productos ofrecidos. Otros personajes hábiles en este juego son los políticos en campaña electoral. Su lenguaje a menudo es demagógico, es decir, está más orientado a halagar al pueblo que a informarle correctamente. Para hacerse aceptables dicen lo que a la gente le encanta escuchar, pero callan los aspectos desagradables o dolorosos de asumir. Por ello, cuando llegan al poder, después de cierto tiempo, son tildados de mentirosos. En el caso de la disponibilidad de recursos para alimentar a la humanidad, circula una cantidad de medias verdades que no resultan para nada inocuas, porque orientan la búsqueda de soluciones en direcciones equivocadas.
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