La Iglesia en sus principios y en su doctrina no hace política, no interviene en las luchas de los partidos, ni pretende inmiscuirse en las decisiones de los gobiernos. Respeta escrupulosamente la independencia del poder civil y la autonomía de lo profano. Este principio continuamente ha expresado la no-intervención en la vida política. Sin embargo existe otro principio también afirmado por la Iglesia no menos importante que el primero, quepodemos llamarlo de intervención.
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