Valencia, España
El artículo aborda el tema de la muñeca como figuración de la amada muerta a partir del análisis de la película de Pedro Olea No es bueno que el hombre esté solo, un film que presenta una parábola de las relaciones de género bajo el franquismo.
A lo largo del análisis se revisará la forma en que la película representa la fantasía sublimada del protagonista melancólico quien, no resignándose a abandonar su objeto de deseo, acaba recreando una convivencia con la muñeca basada en la repetición de actos cotidianos que incorporan los valores normativos de la ideología de la domesticidad. La película plantea el declive del discurso de género bajo el franquismo, estableciendo su oposición desde lo siniestro o la melancolía, lugares que remiten al trauma y que se caracterizan por exponer la capacidad de lo cotidiano para convertirse en algo extraño e inquietante.
This article deals with the issue of the doll as figure of the dead beloved by analysing Pedro Olea’s film No es bueno que el hombre esté solo, a movie that presents an allegory of gender relationships under francoism. Throughout this analysis shall be reviewed the way in which the film articulates the sublimated fantasy of the melancholic protagonist, who does not resign himself to leave his object of desire and ends up fictionalising an everyday life with the doll in which recreates the normative and official values of the domestic ideology.
The film shows the decline of the gender discourse under Franco through concepts such as uncanny or melancholy, both associated with trauma and characterized by revealing the capacity of the daily life to become strange and disturbing.
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