Los tranquilos valles de Le Chambon-sur-Lignon parecen inmutables ante el paso del tiempo. En pleno siglo XXI continúan ajenos al ajetreo, la prisa y los avatares modernos. Durante casi trescientos años fueron el refugio de los hugonotes (los últimos protestantes supervivientes tras la revocación del edicto de Nantes), y en la Segunda Guerra Mundial se convirtieron en la salvación de miles de niños judíos, disidentes políticos y apátridas. Para muchos esta zona fue el "alma de Francia", mientras la mayor parte del país se arrodillaba delante de los alemanes.
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