Paseando por el parque con nuestra mirada comprometida con la infancia, reparamos en que todos los niños y las niñas juegan compartiendo el mismo espacio. Hay conflictos y risas, griterío y comunicación, imitación y admiración, frustración y cuidado del otro… pero nada que nos obligue a separar a los niños y niñas en función de su edad. ¿Por qué sí en el patio de la escuela?
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