Pablo Iglesias e Iñigo Errejón parecen haber enterrado el hacha de guerra, por lo menos públicamente. Después de mucho tiempo sin haber coincidido en público y de que Errejón se hubiera desmarcado inicialmente de iniciativas como la del Tramabús, ambos se han fundido públicamente en un abrazo en un acto celebrado el pasado Dos de Mayo en la plaza del Reina Sofía, un lugar de gran valor simbólico para el partido. El que fuera número dos de Podemos ha asumido el resultado de Vistalegre II y, en compensación, parece haber recibido la garantía de que nadie le disputará las primarias para liderar la lista morada en las autonómicas de 2019.
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