El poder ucraniano deben enfrentarse a una cuestión espinosa: ¿debe instaurar un cordón sanitario frente a los territorios separatistas, apoyados militar y financieramente por Rusia, o cultivar los lazos económicos y administrativos con su población con la perspectiva de una reintegración del Donbás? De la respuesta que Kiev dé a esta pregunta dependerá en gran medida el futuro de los Acuerdos de Minsk, firmados en febrero de 2015, que prevén la concesión de un estatuto de autonomía a las regiones de Donetsk y de Lugansk, a cambio de la recuperación por parte de Ucrania del control de estos territorios y de su frontera con Rusia.
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