El autor pretende transmitir en este artículo que el individualismo -a diferencia del egoísmo ético- no es un pecado sino un error antropológico. el individualismo es un juicio erróneo que anida en la mente más que en el corazón. Es un sistema filosófico hecho existencia que coloca al individuo, y no a la sociedad, como fundamento de las relaciones morales y políticas: derechos recios frente a obligaciones y compromisos débiles. Es un sentimiento apacible que empuja al ciudadano a aislarse de sus semejantes, enclaustrándolo en familiares y amigos, en el mejor de casos. Sin equivaler al egoísmo, conduce a él. Recelo y falta de empeño común apagan la pasión y dejan sobre el mundo una mirada indiferente, pasiva y a lo más, inertemente compasiva.
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