Luis Naval Gias, R. González García, Francisco José Rodríguez Campo, M. Muñoz, Jesús Sastre Pérez
El ahorro de sangre es un asunto que puede simplificar la asistencia médica diaria y mejorar su calidad tanto desde el punto de vista de morbilidad, seguridad y coste económico y social para los pacientes, profesionales de la salud como anestesistas, cirujanos, banco de sangre y de los equipos de dirección de hospitales públicos y privados. Inicialmente el interés por evitar los efectos adversos secundarios a la transfusión alogénica (TAL) (transmisión de enfermedades infecciosas, reacciones transfusionales, como el Distress Respiratorio Agudo asociado a transfusión, costes, sensibilizaciones ) y posteriormente el ahorro de recursos limitados hacen que múltiples grupos de trabajo desarrollen nuevas estrategias frente a un problema común: la reposición o el ahorro de la sangre perdida durante las intervenciones quirúrgicas y el postoperatorio inmediato. Asistimos en los últimos años a un menor uso durante las cirugías de cualquier tipo de sangre, especialmente la alogénica, gracias a la mejora de las técnicas quirúrgicas y anestésicas. Entre ellas la utilización de sangre del propio paciente (autóloga o autotransfusión) (AUT) en sus distintas modalidades. ¹ Llevamos a cabo una revisión de las distintas modalidades de AUT mostrando la experiencia de nuestro Servicio en el que se lleva practicando desde finales de los años 80.²
Daily medical care can be simplified by saving blood, and the quality of care improved from the point of view of morbidity and safety. The economic and social cost can be reduced for patients and for health professionals such as anesthetists, surgeons, and for the blood banks and teams directing private and public hospitals. Initially the interest in avoiding the adverse secondary effects of allogenic transfusion (ALT) (infectious disease transmission, transfusion reactions, such as Acute Respiratory Distress associated with transfusion, cost, sensitivity...) followed by the desire to save limited resources, has led to multiple work groups developing new strategies for dealing with a common problem: replacing or saving blood lost during surgical interventions and the immediate postoperative period. Over recent years we have seen a reduction in the use of all blood types during surgery, especially allogenic, as a result of improvements in surgical and anesthesia techniques. Among these is the use of the patients own blood (autologous transfusion or autotransfusion) (AUT) in its different modalities.1 We have carried out a revision of the different modalities of AUT and the experience of our Service, which has been practicing this since the end of the 80s,² is shown.
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