La música, en estos tiempos, es de las tecnologías de comunicación (como diría McLuhan) que mejor aprovecha el mundo de las industrias creativas. Desde ahí se puede vivir esta expresión del arte como nunca antes, pues desde esas industrias la música no solo puede ser escuchada, sino vista, sentida, vivida y hasta leída, e incluso encerrada en aparatos que resultan casi mágicos. Por tal razón, la música del presente, en cualquiera de sus estilos, le debe mucho al mundo de las nuevas tecnologías de la información y comunicación.
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