Las octavillas que canta Lucrecia en el Auto XIX muestran un lado escalofriante de su ama que ya había sido intuido por varios personajes en la Tragicomedia. Además, estas breves estrofas van cargadas de la ironía dramática tan característica del texto de Rojas, pero con la particularidad añadida de encontrarse justo antes del desenlace fatal de los amantes. Finalmente, Melibea será la gran depredadora que deleitosamente asume su identidad.
The octavilla poems sung by Lucrecia in Act XIX show a bloodcurdling side of her lady which had already been felt intuitively by various characters in the Tragicomedia. Furthermore, these brief stanzas are full of the same dramatic irony which is characteristic to Rojas’ text, but with the added particularity of being set just before the lovers’ fatal outcome. At the end, Melibea will be the great predator who delightedly assumes her identity with joy.
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