España se organiza territorialmente en Comunidades Autónomas y Entidades Locales. Esto configura a una nación con tres administraciones públicas bien diferenciadas, la Central, la Autónoma y la Local. Todas ellas han pasado por la fase más crítica de la crisis económica que iniciábamos en 2008. La caída espectacular de los ingresos públicos hizo que estas administraciones tuvieran que reducir gastos en formación bruta de capital y en gasto corriente a la vez que necesitaron del recurso al crédito para seguir manteniendo estables y sostenibles los distintos estados de bienestar alcanzados en materias tan importantes como las pensiones, las prestaciones de desempleo, la educación, la sanidad, seguridad o los servicios sociales. En medio de esta operativa de necesidad de crecer en deuda pública, la Unión Europea nos exigía mayores esfuerzos para contener el déficit y con ello el endeudamiento. Las Entidades Locales han debido enfrentarse a nuevas exigencias legislativas producto de la reforma de nuestra Constitución, y de otras normas como la Ley Orgánica de Estabilidad y Sostenibilidad Financiera, el Real Decreto-ley 8/2010, de 20 de mayo, por el que se adoptan medidas extraordinarias para la reducción del déficit público o la Ley 17/2012 de 27 de diciembre, de Presupuestos Generales del Estado para el año 2013. De otro lado el Real Decreto-ley 4/2012, de 24 de febrero, el Real Decreto-ley 7/2012, de 9 de marzo, el Real Decreto-ley 4/2013, de 22 de febrero y el Real Decreto-ley 8/2013, de 28 de junio, aprobaban un Plan de pago a proveedores por el que las Entidades Locales y Comunidades Autónomas debían comunicar todas sus obligaciones pendientes de pago a contratistas de obras, suministros y servicios, pudiendo transformar deudas comerciales vencidas, líquidas y exigibles en deudas financieras, previa presentación de un plan de ajuste y valoración favorable por el Ministerio de Hacienda, lo que generó algo más de tensión financiera a la deuda pública nacional. Los superávit que los últimos años están presentando las Entidades Locales, con aplicación de parte de éstos a la amortización anticipada de deuda y a la gestión de las inversiones financieramente sostenibles, hace que resulte interesante analizar el endeudamiento local y el comportamiento de la deuda local en estos últimos años y situarnos en la perspectiva del corto y medio plazo.
Spain is territorially organized in Autonomous Communities and Local Entities. This configures a nation with three well differentiated Public Administrations: Central, Autonomic and Local. All of them have gone through the most critical phase of the economic crisis that began back in 2008. The dramatic decline of public revenue forced these Administrations to reduce expenses both in gross fixed capital formation as well as in current expenditures, while at the same time needing to resort to credit in order to maintain on stable and sustainable levels the different welfare states achieved in subjects as important as pensions, unemployment benefits, education, health care, safety or social services. Right in the middle of this situation that required growth in public debt, the European Union demanded greater efforts from us in order to stop deficit and, with it, indebtedness. Local entities have had faced new legislative requirements as a result of the reform of our Constitution; from the very own Organic Law of Budgetary Stability and Financial Sustainability, through the Royal Decree-law 8/2010, dated May 20th, adopting extraordinary measures to reduce the public deficit, or the Law 17/2012, dated December 27th, on the National General Budget for the year 2013. At the same time, the Royal Decree-law 4/2012, dated February 24th, the Royal Decree-law 7/2012, dated March 9th, the Royal Decree-law 4/2013, dated February 22nd and the Royal Decree-law 8/2013, dated June 28th approved a Payment plan to suppliers under which both local entities and Autonomous Communities had to inform of all of their pending payment obligations to their contractors of public works, supplies and services, enabling to turn due, liquid and payable debts into financial debts, after submitting an adjustment plan that had to stand for a positive assessment by the Ministry of Finance; this generated more financial stress to the national public debt. The surpluses the local authorities are reporting in the last few years, that are being partially applied to the early amortization of the debt as well as to the management of financially sustainable investments, makes it interesting to analyze local indebtedness and the behaviour of the local debt within these last few years, and to position ourselves on the medium and long term perspective.
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