Las palabras que sirven de epígrafe a esta sencilla disertación, que no quiere nipuede ser erudita ni quiere ni puede asumir el talante de un enjundioso estudiocrítico, puesto que soy apenas un hacedor de poemas que ejerce de maestro deescuela en mi país, han sido tomadas de la parte estival del Oficio Divino, según elantiguo rito tridentino, y nie vienen como anillo al ded3 para entrar con ustedes aese hermoso y vasto inundo del infierno, al que han bajado también Ulises yEneas, Teseo, Hércules y Orfeo, Jesucristo y Dante, la estirpe de los Buendía yJuan Preciado.
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