La prensa y la industria del automóvil han exagerado las capacidades del coche automatizado. Todo encuentro en la carretera, por simple que sea, plantea enormes dificultades a los ordenadores. Los chóferes robóticos aún tardarán décadas en aparecer.
Los sistemas de conducción automatizada que dependen de la intervención humana en caso de emergencia son especialmente problemáticos. Aun así, en el próximo decenio veremos algunos sistemas de conducción autónoma, aunque restringidos a aplicaciones y condiciones específicas.
Algunas aplicaciones son viables y tal vez inevitables; entre ellas, los aparcacoches automáticos, las lanzaderas en recintos universitarios, las columnas de camiones pesados y los sistemas automáticos de control para carriles de autopista.
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