La herramienta de edición genética llamada CRISPR permite a los científicos alterar el genoma de un organismo con una precisión sin precedentes.
Confiere a las pequeñas empresas agrícolas un enorme potencial para manipular los genes, no solo a las grandes compañías agroalimentarias, ya que es fácil y barata de usar.
Sus defensores sostienen que resulta biológicamente menos perjudicial que las técnicas tradicionales de mejora practicadas durante miles de años. Los reguladores tienden a opinar lo mismo.
Los alimentos CRISPR podrían cambiar el debate sobre los productos genéticamente modificados, o tal vez se los considere la última versión de los alimentos transgénicos.
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