El corazón tiene la capacidad de desarrollar nuevos vasos cuando se lo fuerza a ello. Es la llamada circulación colateral, y puede suponer la diferencia entre la vida y la muerte tras un infarto de miocardio, puesto que aporta sangre a las partes afectadas del músculo cardíaco.
Sin embargo, por motivos aún desconocidos, la mayor parte de los afectados por una cardiopatía no pueden desarrollar una circulación colateral adecuada.
Se está investigando el empleo de terapias génicas y celulares para promover la formación de vasos colaterales. Si tienen éxito, estos tratamientos podrían ayudar a evitar las anginas de pecho o incluso los infartos de miocardio.
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