Cuando hay locos bajitos en casa, a menudo los grandes viajes tienen que esperar unos años. La playa -y casi siempre alguna cerca de casa- se convierte entonces en el gran destino del verano para las familias. Las playas de la Costa Daurada, con aguas muy tranquilas que apenas cubren cerca de la orilla y varias localidades avaladas como Destino de Turismo Familiar, figuran entre las favoritas de pequeños y grandes llegados de media Europa.
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