La tradición no es una argamasa de costumbres, la repetición más o menos fiel y mecánica de un pasado remoto, la cara de la cultura libre de ideología. Por el contrario, constituye un crisol incandescente, la chispa provocada por la fricción entre un pretérito construido y un futuro incierto, la hiancia o fisura por la que asoman los deseos de una colectividad y que, en su oculta inestabilidad, interviene como soporte fértil para simbolizar el presente y, en ocasiones, para cristalizar procesos de lucha social. Para desarrollar este planteamiento nos apoyaremos en tres comunidades de Michoacán (México): Zirahuén, Cherán y La Mintzita. Si bien representan formas distintas de apropiarse de la tradición, en los tres casos ésta sirve de plataforma simbólica que sostiene identidades que apelan al significante indígena, y actúa como resorte de posibilidades de resistencia y de organización comunitaria.
Tradition is not a mixture of customs, of more or less faithful and mechanic repetition of a remote past, or the face of culture free from ideology. On the contrary, it is an incandescent vase, a spark resulting from the friction between a constructed past tense and an uncertain future, a gap or crack from where the wishes of the collective peep through and that, in its hidden instability, intervenes as fertile support to symbolize the present and sometimes to crystallize processes of social struggle. To develop this approach we rely on three communities in Michoacan (Mexico): Zirahuen, Cheran and La Mintzita. Although they represent different ways of owning tradition, in all three cases it serves as a symbolic platform which holds identities that appeal to the indigenous significant, and acts as a spring of possibilities for resistance and community organization.
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