Al hablar del abordaje de salud pública al uso de la marihuana se soslaya la complejidad de la protección a la población a través de intervenciones regulatorias rigurosas. Considerando la experiencia de gobiernos donde ya existen estas prácticas, se introduce la regulación como una función esencial de la salud pública, haciendo explícitos siete propósitos para el control de la marihuana. Se detallan luego los elementos técnicos, de capacidad institucional (incluyendo la capacidad técnica y financiera) y de gobernanza que deben cumplirse para cualquier regulación rigurosa de su uso. Se señala la dificultad de regular sustancias psicoactivas considerando que la capacidad de control de otras actualmente legales se ha traducido en su creciente consumo. Se expone también que no debe minimizarse la necesidad del fortalecimiento institucional y gobernanza de la autoridad regulatoria para la regulación efectiva de la marihuana.
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