En muchas partes de la Iglesia católico-romana se percibe, desde hace ya bastante tiempo, una falta gravísima de sacerdotes. Como ejemplo, en Alemania había en 1970 un total de 26.089 sacerdotes a los que se sumaron con las últimas ordenaciones de ese año 303 pastores.
Cuatro decenios y medio más tarde, en el 2015, se contabilizaban 14.087 sacerdotes con 58 incorporaciones recientes. El descenso es de un 25 %. La carga de los sacerdotes más jóvenes se agrava por el envejecimiento del clero en funciones y su consiguiente jubilación o cese de actividad; así en el año 2013 la relación de sacerdotes jóvenes respecto de los cesantes (por defunción o por otras razones) era de 1 a 7. El enorme desgaste que esto supone, aumenta aún más la carga de los sacerdotes que se incorporan.
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