Hoy más que nunca la sociedad reclama una actuación pública transparente y demanda organizaciones modelo en su gestión interna y en su actuación, en las que los gestores ofrezcan información sobre su funcionamiento y rindan cuentas, sujetándose al escrutinio público y responsabilizándose de sus acciones. La eficacia, la economía, la eficiencia, el interés general, el fomento de la calidad de los servicios, la diligencia, la responsabilidad y la ética en la gestión pública constituyen parte consustancial de la transparencia entendida en su sentido integral. Así, esta se configura como un mecanismo que permite desencadenar cambios profundos en todos los ámbitos y que redunda en la credibilidad de las organizaciones y del propio sistema, erigiéndose de este modo en princi- pio básico del buen gobierno y de la calidad de las instituciones. El control constituye un elemento esencial para garantizar la transparencia, a la vez que esta resulta fundamental para el adecuado funcionamiento de las instituciones de control, sin las cuales no hay democracia de calidad. La fiscalización de la gestión pública y la verificación en ella, entre otros aspectos, de la necesaria transparencia deviene esencial en la medida en que no sólo se dirige a comprobar el cumplimiento de la normativa en la materia, sino que contribuye a interiorizar la cultura de su observancia como elemento constitutivo y principio inspirador de la acción pública. El control sólo habrá cumplido su auténtico objetivo cuando redunde efectivamente en la progresiva mejora de la gestión.
La transparencia abre, sin duda, nuevas oportunidades y representa una fortaleza del sistema, generando confianza en los ciudadanos, lo que, a su vez, facilita y dignifica la labor pública.
Society is now, more than ever, demanding transparent public action and organizations which are models in terms of their internal management and their activities, in which managers offer information about their performance and are also held accountable, whilst also being subject to public scrutiny and considered responsible for their actions. Effectiveness, economy, efficiency, public interest, fostering service quality, due diligence, accountability and ethics in public management are inherent to transparency in the truest sense of the term. Thus, transparency becomes a mechanism that triggers deep changes in every field and enhances the credibility of both organizations and the whole system, thereby becoming a basic principle of good governance and of the quality of institutions.Control is a critical element in order to guarantee transparency, and the latter is also essential for the proper functioning of control institutions, without which there can be no quality democracy. Auditing public management and the concomitant verification of, among other aspects, the transparency required, thus becomes essential to such an extent that it not only seeks to check compliance with regulations in this field, but also contributes to the acceptance of respect for this question. Control will only have achieved its real objective when it actually leads to progressive improvement in management.
Transparency undoubtedly opens up new opportunities and constitutes a strong point of the system, generating trust amongst citizens, which, simultaneously, facilitates and dignifies public work.
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