En la eutanasia (del gr. eu=bien y thanatos=muerte; muerte sin sufrimiento), debe procurarse naturalmente que el animal experimente el mínimo sufrimiento posible porque de lo contrario no sería verdadera eutanasia. La sola inyección intravenosa o intracardiaca de sulfato de magnesia aun cuando produce muerte bastante rápida, alcanza a producir algunos segundos de sufrimiento y angustia que deben ser violentes.
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