El diagnóstico exacto de muchas de las enfermedades infecciosas de los animales domésticos no puede hacerse sin la ayuda de la investigación del Laboratorio. Por esta razón, el veterinario práctico y el ganadero deben obrar en intima colaboración con el Laboratorio, que es el que puede suministrarle los elementos que encarrilan la profilaxia y la terapéutica sobre el verdadero camino científico. Muchísimas son las enfermedades que, ya desde el punto de vista clínico, como desde el de la anatomía patológica, presentan puntos de contacto tales, que hacen siempre difícil, y a veces imposible, el problema del diagnóstico diferencial. Veamos algunos ejemplos: Las enfermedades de los cerdos, confundidas algún tiempo bajo la denominación genérica de enfermedades rojas y hoy diferenciadas en mal rojo, peste suina, y septicemia de los cerdos, se presentan en su forma septicemica o sobreaguda con un cuadro clínico y anatomopatologico absolutamente idéntico; ni valen los factores epidemiológicos y anamnesticos para diferenciarlas de manera absoluta, particularmente cuando la enfermedad se encuentra por primera vez en una región y cuando se tienen muy incompletos conocimientos sobre la topografía patológica veterinaria de un país.Lo mismo sucede con las enfermedades infecciosas de las aves, con exclusión de las formas que, como las difterovarielosas, tienen marcadas manifestaciones clínicas.
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