IntroducciónAl presentar este trabajo, modesto por cierto, solo me ha guiado el estado de cosas primitivo que, en relación con la higiene de los alimentos de origen animal, he podido constatar a través de la observación permanente que en cuatro años he realizado como medico veterinario de la Secretaria de Higiene Municipal de Bogotá; unas veces como Inspector en el matadero de esta ciudad, otras como encargado del control de hatos, lecherías, expendios y demás asuntos relacionados con la industria lechera.
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