Durante los últimos dos siglos se ha institucionalizado la ciencia como discurso de explicación de los fenómenos naturales y sociales. No obstante la diversidad de ciencias existentes, las políticas culturales, en particular las de divulgación y enseñanza de la ciencia, siguen privilegiando a las ciencias duras y biológicas, por el papel que juegan en el desarrollo de tecnologías que sirven al sistema capitalista, pero asimismo, debido al perfil de quienes diseñan y ejecutan las políticas de enseñanza y divulgación de la ciencia. Así, se requiere una formación profesional que incluya a las ciencias sociales en sus programas y, a la vez, permita a los divulgadores crear proyectos de una manera sistemática, eficiente y eficaz.
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