En las últimas décadas ha surgido una nueva sensibilidad hacia el animal. Mientras que en el pasado el animal se consideró como presa o res a utilizar, hoy en día muchos lo conciben como un «compañero de vida». Esta nueva condición del animal doméstico pone, sobre el plan del derecho, algunas preguntas y puede tener implicaciones no secundarias. En unos contextos jurídicos se cree posible dar más amplia protección al animal reconociendo alguna forma de subjetividad jurídica. Esta impostación, percibida como elemento innovador y de elevado nivel de civilización, presenta, sin embargo, fuertes elementos de incongruencia. El derecho se modula, de hecho, sobre la persona, sobre sus derechos y deberes. Hasta ahora la protección de los animales ha sido garantizada en función del bienestar y la serenidad de la persona: la violencia sobre el animal está prohibida, en efecto, para tutelar la sensibilidad de aquellos que aman a los animales. En cambio, en el caso de que se quisiera tutelar al animal en sí mismo, prescindiendo de la persona, surgiría una serie de cuestiones, particularmente relativas a la individuación de los animales merecedores de tutela en sí y de aquellos carentes de tal tutela. Además, un aspecto muy interesante es que la subjetividad del animal, percibida actualmente como elemento de civilización y progreso, no parece algo nuevo, de hecho se ha presentado en etapas culturales y jurídicas bastante oscuras; por ejemplo, en la Edad Media y en la Edad Moderna, fueron frecuentes los procesos a animales en algunas áreas europeas. La tarea del jurista contemporáneo será buscar formas de protección de los animales coherentes con la centralidad de la persona en el orden jurídico.
In the last decades, a new awareness towards the animals has risen. While in the past the animal was considered as prey or res to be used, nowadays many people conceive it as a sort of life partner. This new condition of the domestic animal originates, in a legal perspective, some questions, and it can have non-negligible implications. In some legal contexts it is believed possible to give greater protection to the animal recognizing some form of legal subjectivity. This mind-set, perceived as innovative and of elevated level of civilization, has, however, strong elements of incongruity. The law is modulated in fact on the person, on his rights, and his duties. So far the protection of animals has been guaranteed for the welfare and serenity of the person: violence on the animal is prohibited, in effect, to protect the sensibilities of those who love animals. However, in the case that the law would protect the animal itself, regardless of the person, it would emerge on a number of issues, particularly concerning the individuation of animals deserving protection themselves and those lacking such a protection. Also, a very interesting aspect is that the subjectivity of the animal, currently perceived as an element of civilization and progress, is not something new. In fact it has appeared in fairly obscure cultural and legal phases: for example, in the Middle Ages and in the Modern Era, trials to animals were frequent in some European areas. The task of the contemporary jurist will be to seek for forms of advanced protection of the animal coherent with the centrality of the person in the legal system.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados