El agua constituye un factor de producción fundamental para la agricultura, especialmente en aquellas regiones donde las precipitaciones son escasas y, además, mal repartidas espacial y temporalmente. En países con este tipo de condiciones climáticas el sector agrario es el principal usuario del agua, a través del regadío. Por ejemplo, en la cuenca mediterránea, región en la que la escasez de lluvias es en ocasiones extrema, el regadío utiliza entre el 70 y 90% de los recursos hídricos disponibles.
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