Al llegar una expedición en 1776 a San Jacinto le llamaron “El Sitio”, pero un año más tarde —al ser fundado y constituido por Antonio de la Torre— se le dio el nombre de “San Jacinto de Duanga”, quien era capitán de los ejércitos reales al servicio de España; y es así como hoy se le llama a este territorio incrustado en los Montes de María, ubicado a 100 kilómetros de la capital bolivarense (Alcaldía de San Jacinto - Bolivar, 2013). Y nosotros, los hijos y nietos de la guerra en esas tierras, sabemos bien que por aquellos lares no sólo hubo —y persiste— la violencia, sino que son espacios encantados, mágicos, polvorientos, olvidados pero resistentes.
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