Jordi Alumà i Masvidal, el autor de nuestra portada, es probablemente el artista que mundialmente ha dedicado más obra al tema deportivo. Nacido en Barcelona el año 1924 en el seno de una familia de artistas ¿el abuelo Alumà era dibujante-litógrafo, el abuelo Masvidal era escultor y el padre, Josep Alumà, era pintor y destacado cartelista¿, lo cual tuvo, sin duda, gran importancia en su vocación artística.
Se inicia en la pintura en 1937, en plena Guerra Civil, en los talleres del Comissariat de Propaganda de la Generalitat de Catalunya. Allí tuvo oportunidad de contemplar el quehacer de artistas como Benigani, Fontseré, Bofarull y especialmente Antoni Clavé, cuyos murales, carteles y pinturas tuvieron gran influencia en su concepción artística. Es a finales de los años cuarenta cuando comienza a introducirse en las técnicas del retablo, que ha cultivado hasta la actualidad. Durante una primera época, dedica su producción sobre madera al tema religioso, con retablos de clara influencia gótica en los cuales destacaban abundantes fondos dorados o plateados. Desde 1953 es profesor de pintura y policromía de la Escuela de Artes Aplicadas y Oficios Artísticos de Barcelona. El año 1956, después de una exposición en la Sala Parés de sus últimas obras de arte religioso que constituyó un éxito, Alumà decide abandonar esta temática y, buscando nuevos horizontes básicos, quiere adaptar la técnica del retablo a otras situaciones pictóricas.
Viaja a Amberes y allí principia el camino de la estructuración geométrica que será peculiar en su pintura. Configura las pinturas sobre un sistema de líneas que descomponen el tema en compartimentos, sin que esto haga perder unidad al conjunto. Estos sistemas lineales son francamente rectilíneos cuando se trata de representar paisajes y son más curvos cuando aparece la figura humana. El color lo utiliza generalmente en tonalidades apagadas, estableciendo gradaciones suaves entre los diferentes compartimentos. Estos efectos los consigue gracias al empleo de pintura al huevo, técnica utilizada por los grandes maestros retablistas del siglo XIV. Visita también diferentes ciudades de Estados Unidos y de Canadá, París, Londres y Ginebra.
1965 es un año importante para Alumà: obtiene el Primer Premio en la I Bienal del Deporte en las Bellas Artes celebrada en Barcelona, con una obra denominada Sprint; que destacaba por el movimiento y la velocidad de dos ciclistas en su lucha por el triunfo. Es el primer contacto con el mundo del deporte, que ya no abandonará jamás...
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