El cine contemporáneo parece indicar que la sociedad de control ha redistribuido las distancias que en el cine moderno separaban al espectador del espectáculo pero también a lo humano de lo inhumano. Reorganizando la relación entre lo visible y lo no visible, el control coloniza toda opacidad asimilándola a una forma singular de transparencia. La relación entre el campo y el fuera de campo reúne ahora las dos distancias, las de la mirada y lo visible y la de los cuerpos y su humanidad. En obras como la de Jean-Luc Godard o la de algunos otros nombres clave de la realización contemporánea, el cine recupera distancias en la medida que inventa invisibilidades. La presente reflexión se apoya en el pensamiento Jean-Louis Comolli por un lado y el de Giorgio Agamben por otro.
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