“Los recuerdos son una forma de aferrarte a las cosas que amas, las cosas que eres, las cosas que no quieres perder…” Vamos a realizar un viaje en el tiempo, retrocediendo a la Extremadura de comienzos de los años 60, la de ir a por agua con el cántaro en la cabeza o a lavar a la orilla del río y en la que los niños debían ayudar a sus padres en las tareas del campo. Se ponía fin a una etapa de autarquía del régimen de Franco con una España inmersa en la miseria hasta que en 1959 con el Plan de Estabilización Económica comenzaba un fuerte crecimiento económico y de apertura al exterior que provocaría en nuestra región el inicio de una de las mayores sangrías migratorias del campo a la ciudad que sufrió pueblo alguno abandonándose poblaciones enteras, cultivos de secano y ganados para ir a poblar los cinturones industriales de grandes ciudades como Madrid, Bilbao o Barcelona. Pero un grupo de trabajadores tuvieron mejor suerte y pudieron permanecer en su tierra, los denominados “pantaneros” ya que la necesidad de grandes cantidades de energía de una sociedad en pleno desarrollo hizo necesario la construcción de grandes presas hidroeléctricas a lo largo de la cuenca del Tajo: Valdecañas, Salto de Torrejón, Alcántara… Conoceremos su historia y la de sus familias que debían permanecer junto a ellos durante años en poblados creados hasta la finalización de las obras.¿Cómo era la vida de esos obreros? ¿y la de sus hijos? ¿Qué tipo de enseñanza recibían en esos peculiares asentamientos? ¿Era la vida semejante a los pueblos de la época?.¿Es posible que cincuenta años después gracias a internet, los niños de entonces, puedan construir una identidad en referencia a un lugar que ahora ni siquiera existe? ¿Son los niños del Salto un grupo cultural diferenciado?
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