Estados Unidos
A principios del siglo II d. C. el Imperio romano alcanzó su máxima expansión territorial. La estrategia militar no podía por tanto sino limitarse a la mera consolidación del territorio, para lo que, tradicionalmente, se ha considerado que fue preciso una política fronteriza constante y rigurosa. El profesor Cherry, sin embargo, advierte con este artículo acerca del peligro de sobrevalorar la importancia de esta estrategia defensiva, cuya existencia incluso juzga dudosa. En consecuencia, se trata de un punto de vista revolucionario que no carece de atractivo.
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