Adriano se diferenciaba de forma fundamental de su padre adoptivo, Trajano, que había contemplado la expansión del Imperio romano como su misión imperial. Adriano, por su parte, llegó a otra conclusión: no era la ampliación del mismo, sino más bien la seguridad exterior lo que consideraba su cometido como emperador. Y actuaba en consecuencia. El profesor Eck toma un episodio concreto –la visita del emperador a un campamento en el norte de África– como botón de muestra para explicar la política exterior de Adriano, de inmensa relevancia en la historia del Imperio.
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