Existe una creencia en el noroeste argentino que es la Leyenda del Familiar, esta leyenda que al parecer surgiría ligada al desarrollo industrial, nace y se desarrolla ligada a la instalación de los ingenios azucareros a fines del siglo XIX y principios del XX. En los mismos se llevó a cabo la explotación de miles y miles de trabajadores bajo condiciones inhumanas de trabajo y salarios miserables. El familiar era el perro del diablo o el diablo mismo, podía también adoptar formas de viborón, toro, burro, por lo general era un perro, negro, desprendía llamaradas de fuego por los ojos, tenía una fuerza descomunal en sus garras, con quién el patrón del ingenio o capataz había hecho un pacto: que saciaría su hambre con la entrega de un obrero por año, y éste le aseguraría prosperidad. En distintas situaciones un obrero podía encontrar la muerte, sea por accidentes, sea cayendo a una caldera, atrapado en una cinta trituradora de la caña, o si un trabajador desaparecía se decía que era obra “del familiar”.
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