Una de las metas que se plantean quienes abogan por la igualdad social en el sistema educativo es la escuela inclusiva. Reconocido el derecho a la educación de todas las personas, siguen siendo numerosas las voces que reclaman la necesidad de pensar, estudiar, proponer y comprometerse con nuevas formas de entender y enfocar la educación de la diversidad del alumnado. Así, surge la idea de una escuela inclusiva. Esta corriente tiene como objetivo ir más allá de la idea de integración, imperante en la legislación española, implicando una reestructuración de las escuelas para lograr responder a las necesidades de todo el alumnado. Es importante reparar en que la necesidad de identidad, y por extensión de representación –política–, se entiende como una necesidad básica y que debe tener, por tanto, su consideración en el ámbito educativo, con objeto de evitar cualquier forma de segregación dentro del aula. Defiendo la necesidad de atender, igualmente, a las diferentes formas de ser, de definirnos e identificarnos, como parte esencial de estas diversidades. A través del análisis de la paradoja de la identidad femenina, las fronteras del género y sus consecuencias sobre la agencia en el seno del feminismo, propongo una ampliación del concepto de educación inclusiva con el objetivo de dar un paso más a la hora de hablar de una educación realmente equitativa, crítica y democrática.
One of the goals of those who advocate social equality in the education system is inclusive schooling. Recognized the right to education of all people, there are still many voices who claim the need to think, study, propose and commit to new ways of understanding and focus the education of the diversity of students. Thus, the idea of an inclusive school arises. These current aims to go beyond the idea of integration, prevailing in Spanish legislation, involving a restructuring of schools to meet the needs of all students. It is important to note that the need for identity, and by extension of representation –policy–, is understood as a basic necessity and should therefore have its consideration in the educational field, in order to avoid any form of segregation within the classroom. I defend the need to attend equally to the different ways of being, to define and identify ourselves, as an essential part of these diversities. Through the analysis of the paradox of feminine identity, gender boundaries and their consequences on the agency within feminism, I propose an extension of the concept of inclusive education with the objective of taking a step further in speaking about a truly equitable, critical and democratic education.
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