Toda sociedad oscila tendencialmente entre el aislamiento, que podríamos llamar nacionalismo o particularismo, y la apertura a las diversas culturas y a su asimilación, es decir, al universalismo o cosmopolitismo. Sin embargo, es necesario distinguir entre las manifestaciones propiamente culturales, que constituyen el fundamento de la idiosincrasia de cada pueblo, que anhela preservar, conserva, para enriquecer sus propias características individuales, morales, estéticas; y, de otra parte, las manifestaciones instrumentales o funcionales, que además de reflejar las concepciones ideológicas y afectivas, valen fundamentalmente para la organización de la sociedad civil, o sea, las reglas de conducta que aseguran el desarrollo de relaciones pacíficas y normales entre sus miembros. Diversidad, individualidad, como tendencia natural y primaria. Abstracción, unificación, como producto de los encuentros e intercambios culturales y comerciales y, también, como resultado de una orientación consciente, como algo más elaborado
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados