Fernando Pardo Calvo, Bernardo García Tapia, Ángel Pérez Mora
Después de diversas reformas, destrucciones, reconstrucciones, El Palacio de la Aduana de Málaga se ha enfrentado, y ya se ha acabado, a una nueva intervención; esta vez ha sido una actuación integral en todo el edificio.
Para definir la actuación en esta ocasión se pretendía que fuera él mismo quien se expresase; que nos contara cómo era y es ahora, cuáles eran sus singulares valores espaciales, constructivos y compositivos, en dónde está y qué significa para la ciudad, y así, después de una profunda observación se pudo establecer una nueva intervención en el edificio del Palacio de la Aduana.
Se perseguía �despertar� una arquitectura inmersa en un largo sueño de la que se sabía por sus valores históricos, arquitectónicos y ubicación que era y es adecuada para los objetivos marcados.
La estrategia de la intervención consistió en abrirse paso, vaciando, eliminando añadidos, recuperando formas y espacios originales, para después incluir en ellos los elementos necesarios que consiguieran, por un lado, recuperar la imagen de las cubiertas inclinadas, original del edificio (recuperación volumétrica), sus posibilidades espaciales y además enlazarse e integrarse adecuadamente al discurso de la ciudad, ofreciéndole un nuevo salón con la apertura del patio.
Por tanto, se puede decir que la propuesta quedó �predeterminada� por el mismo edificio y su historia.
Al exterior, recuperación de su perfil.
Al interior, la arquitectura nos cuenta cómo es, y además se abre para introducir los elementos de la ciudad que le rodean: Se vuelve observatorio de la ciudad; la Alcazaba, el Teatro Romano, el Parque, la Catedral, establecen un puente visual que los une al Museo.
El mar se refleja en el gran ventanal que cierra el Salón de Actos.
O bien como ojos picassianos los mira o los recoge en vitrinas imaginarias. Los huecos actúan de �lentes� que introducen esos lugares fundamentales a la exposición, y en algunos casos ofrecen sus elementos más singulares, la gran escalinata, el patio, como parte de la propia ciudad.
Se recupera la imagen en la que el contenedor de las colecciones se abre a la ciudad siendo parte integrante de dichas colecciones.
También se ofrece una percepción aérea desde Gibralfaro, desde la Alcazaba� (Figura 1).aparece la llamada quinta fachada: la nueva cubierta recupera su perfil y se expresa la nueva intervención: Inclusión de un volumen que determina al completo su imagen global y a la vez esculpe los espacios interiores que alojan las colecciones.
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