Este artículo pretende demostrar que los malestares emocionales e incertidumbres por el futuro de los jóvenes se deben a la liquidez de las instituciones sociales. En las últimas décadas se han producido profundos cambios en la religión, la educación, la familia y, muy especialmente, en el trabajo. Las nuevas formas que han adquirido las instituciones en el contexto de glocalización dificultan el encaje de los jóvenes en el entramado social. Ante los malestares emocionales que viven los jóvenes, estos ponen en práctica diferentes estrategias para mitigarlos; a título de ejemplo, en el texto se presentan las salidas nocturnas y el consumo de drogas como herramientas de autoatención que se utilizan para poder aliviar los estados de ánimo negativos.
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