La caída de la Unión Soviética supuso la aparición de un conjunto de conflictos armados que todavía continúan latentes dentro de los nuevos Estados independientes. El papel del discurso nacionalista fue y sigue siendo clave para comprender la deriva de todos aquellos territorios que no se integraron dentro de los nuevos países surgidos en el espacio postsoviético. El caso transnistrio es paradigmático pues en el convergen los intereses geopolíticos de la actual Federación Rusa y la herencia de la planificación soviética de las nacionalidades. A pesar de no estar reconocido por el resto de Estados, a día de hoy las autoridades de Tiraspol continúan sin seguir los mandatos de la capital moldava Chisináu.
The fall of the Soviet Union marked the emergence of a set of armed conflicts that still remain latent in the new independent states. The role of nationalist discourse was and remains key to understanding the drift of all those territories that were not integrated into the new countries, which emerging in post-Soviet space. The Transnistrian case is paradigmatic because in it converge the geopolitical interests of the Russian Federation and the heritage of Soviet planning of nationalities. Despite not being recognized by the rest of the states, the Tiraspol authorities continue not to follow the mandates of the moldovan capital Chisináu
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