En el mes de mayo del año 589 de nuestra era, se celebraba en la basílica de Santa Leocadia el III Concilio de Toledo, un momento clave en la historia de la España visigoda. En él, el rey Recaredo aceptaba solemnemente la fe católica y renegaba del arrianismo que habían defendido los monarcas visigodos desde principios del siglo IV. En un acto protagonizado por las principales autoridades eclesiásticas y aristocráticas del reino, solamente una mujer estuvo presente. O al menos fue la única cuyo nombre pasó a la historia. La conversión de Recaredo iba acompañada, de manera excepcional, por la de su reciente esposa, quien firmó la documentación conciliar como "Yo, Baddo, gloriosa reina".
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados