El vampirismo, un elemento recurrente en la literatura y en producciones audiovisuales, parece haberse instalado en las series de televisión. En este traslado se han difuminado las características más monstruosas de estos seres, dando paso a criaturas jóvenes y hermosas que no desentonarían en ningún vecindario de alto nivel. En el caso de la serie americana Crónicas Vampíricas, una adaptación de la serie de novelas empezada por L. J. Smith en los años noventa, los vampiros aun beben sangre. Aunque ahora vacían en vasos las bolsas de sangre que han robado en el hospital local. Este hecho se lleva al extremo en el personaje de Caroline Forbes, la rubia capitana de las animadoras y estudiante modelo que empieza la serie como humana, pero se convierte en vampiro al principio de la segunda temporada. A través de este personaje, el artículo estudiará cómo los vampiros pueden representar el sueño americano, demostrando que algunas personas pueden llegar a ser mucho más humanas una vez que mueren.
Vampirism seems to be a recurring element in literature and audiovisual material, and lately these fanged creatures have moved on to TV series. In doing so, they have partially shed their most obvious monster-like characteristics, turning into apparently young, beautiful and civilised non-human creatures which could well fit in any modern suburb. In the case of the American TV series The Vampire Diaries, an adaptation a series of novels started by L. J. Smith in the 1990s, vampires still drink blood. Only now they pour their blood bags into glasses after stealing them from their local hospital. This issue is taken to the extreme in the character of Caroline Forbes, blonde cheerleader captain and A student who starts season one as human but becomes a vampire early in season two. Through her, the article will argue that vampires can function as the embodiment of the American Dream, showing that some people can be much more human once they are actually dead.
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