La arquitectura europea producida en el Marruecos precolonial es un campo muy poco estudiado y Tánger constituye el mejor punto de partida para tal cometido. Su condición de capital diplomática propició una prematura occidentalización del espacio urbano, y su proximidad con Europa facilitó la llegada de inmigrantes extranjeros y materiales de construcción modernos.
Los consulados son, sin duda, el ejemplo más precoz de este tipo de arquitectura. Con este artículo se intenta contribuir a este campo a través de la historia del Consulado británico y su evolución en el transcurso de los años. Para ello, se ha hecho uso de material de archivo inédito, que ha permitido revelar que todavía se preserva una parte significativa de este antiguo inmueble, cuyos orígenes se remontan a finales del siglo XVIII.
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