El siguiente artículo delinea la transformación de la Arcadia rural tal como se representa en el cine vasco, desde el espacio agreste protector de una cultura originaria, al blanco de sátira. El ensayo se basa en cinco cortos: Pelotari (1964), Carboneros de Navarra (1981), Topeka (2002), Txotx (1997) y 40 ezetz (1999). Propongo que el espacio rural temporalmente estático y cargado de simbolismo identitario plasmado en Pelotari, película que se produjo cuando aún se mantenía vigente la represión de la cultura y lengua vascas, se matiza en Carboneros a través del énfasis en el paso del tiempo y la pobreza del mundo rural. Los tres cortos más recientes, al subvertir abiertamente los motivos rurales y aislarlos de cualquier proyecto de construcción nacional, paradójicamente proponen la viabilidad de una estética posmoderna que se basa en los tradicionales referentes locales
This article traces the transformation of the rural Arcadia as rendered in Basque film, from an idealized countryside that protects an originary Basque culture to a target for satire. The essay analyses the rural images in five shorts: Pelotari (1964), Carboneros de Navarra (1981), Topeka (2002), Txotx (1997), and 40 ezetz (1999). I argue that the static, symbolically charged countryside of Pelotari, which was produced during a period of repression of Basque language and culture, is qualified in Carboneros by the film's emphasis on the passing of time and the rural world's poverty. The latter three shorts, I suggest, by openly subverting rural motifs and detaching them from a nation-building project, paradoxically propose a viable, postmodern aesthetic that is still rooted in traditional local referents
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