Ante el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas el 5 de febrero de 2003, el secretario de Estado estadounidense Colin Powell agitaba un frasco que podía contener ántrax y comentaba fotografías captadas por satélite de lugares secretos en los que se fabricarían armas químicas. Esta fabulación –reconocida más tarde por su autor– servirá a continuación como rampa de lanzamiento publicitario para la guerra de Irak.
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