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Resumen de NEGACIONISMO Y POLÍTICAS PÚBLICAS. ¿ENCARNA ARGENTINA UN NEGACIONISMO ESTATAL?

Valeria Thus

  • español

    A tan solo unos meses de haberse conmemorado el 41 aniversario del Golpe de Estado perpetrado por la última dictadura cívico militar con una multitudinaria movilización ciudadana a la Plaza de Mayo, podemos señalar el recrudecimiento de discursos negacionistas y también de banalización del terrorismo de Estado, como temas que se pensaban saldados, que vuelven tristemente a escena, pero esta vez son los funcionarios públicos quienes los llevan a la práctica: refiriéndose públicamente al número de desaparecidos, cuestionando la cantidad, así como también definiendo al terrorismo de Estado que asoló a nuestro país como una “guerra sucia”. En este trabajo se profundizará en la categorización de estas expresiones como modalidades negacionistas, en tanto negación objetiva de la cantidad de víctimas y negación subjetiva que hace referencia a los contextos de violencia mutua. Haciendo especial hincapié en la importancia y su significancia política como estrategia política narrativa consistente en: 1) obstaculizar el real conocimiento de los motivos por los cuales el genocidio tuvo lugar, 2) obstaculizar el conocimiento de quienes son los responsables de estos graves crímenes, a la vez de obturar la posibilidad de castigo de aquellos, en clave de estrategia política que procura garantizar impunidad y 3) obstaculizar las estrategias políticas de prevención de nuevos genocidios erosionando y obturando el sentido o razón de que la prevención de genocidio es parte de un interés nacional. El “negacionismo estatal” es una de las formas más graves y violentas de negacionismo y para un país que era considerado referente en la región en lo vinculado al proceso de juzgamiento de los responsables de los crímenes de Estado, es un retroceso inadmisible. Porque lo que en definitiva se pone en disputa con las expresiones negacionistas de los funcionarios, es la representación simbólica de lo ocurrido, es decir los modos de apropiación política de nuestro pasado reciente.

  • English

    Only a few months from having commemorated the 41th anniversary of the Coup D’état staged by the last civil-military dictatorship with a massive citizen mobilization to Playa de Mayo, we can point out the recrudescence of denialist discourses and also of banalization of state terrorism, as issues that were thought to be settled, sadly returning to the stage, but this time it is public officials who put them into practice: publicly mentioning and questioning the number of desaparecidos [disappeared people], as well as defining the State terrorism that plagued our country as a “dirty war.” In this work we will deepen the categorization of these expressions as negationist modalities, as objective denial of the number of victims and subjective denial that refers to the contexts of mutual violence. Emphasizing the importance and its political significance as a narrative political strategy consisting of: 1) hindering the real knowledge of the reasons for the genocide; 2) hindering the knowledge of those responsible for the crimes; to block the possibility of punishment, as a political strategy that seeks to guarantee impunity and 3) hamper political strategies to prevent new genocides eroding and obturating the sense or reason that the prevention of genocide is part of a national interest. The “State denialism” is one of the most serious and violent means of denialism and an inadmissible setback for a country that a few days ago was in the vanguard when it came to human rights, considered a role model in the region in regards to judging processes of the responsible for the State offenses. Ultimately, with these denialist expressions, what is disputed is the symbolic representation of the occurred, that is, the means of political appropriation of our recent past.


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