Portugal ha dejado de ser el país del fado, al que habitualmente iban los turistas españoles a comprar toallas, sábanas y café, para convertirse en una tierra a la que muchos empresarios españoles han echado el ojo ala hora de realizar inversiones económicas. La proximidad, el menor coste de la mano de obra, así como el fuerte crecimiento, experimentado desde 1987, son algunas de las razones por las cuales más de 1.000 empresas españolas se han instalado en Portugal en los dos últimos años. Este Boom económico ha repercutido de forma más o menos importante en el mercado publicitario portugués. Una de estas consecuencias ha sido la implantación de agencias con capital español, en busca del "Dorado" en el país vecino.
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